Lima.- El síndrome de burnout, también conocido como agotamiento laboral, afecta de forma creciente a trabajadores de diversos entornos laborales. Se caracteriza por una sensación profunda de agotamiento emocional y físico, desapego y una disminución de la realización personal en el trabajo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo declaró oficialmente como enfermedad en enero del 2022. Y según un estudio de Bumeran, el 78% de peruanos lo experimentó durante el año pasado.
Este síndrome es el resultado de múltiples factores, incluyendo la sobrecarga laboral, la falta de control en las decisiones, un ambiente laboral tóxico o un desequilibrio entre la vida laboral y personal. En líneas generales, aquellas profesiones que demandan de una alta carga emocional y laboral sumado a largas horas de trabajo, exposición constante a situaciones estresantes y poca autonomía en la toma de decisiones, tienden a ser más vulnerables a padecer agotamiento laboral.
“Disminución en el rendimiento, cambios en el comportamiento como el aislamiento, o cambios de actitud hacia el trabajo, donde el empleado muestra una actitud pesimista o cínica, son aspectos a los que un empleador debe estar atento. El aumento de errores y la falta de motivación pueden llevar a una baja en la creatividad e innovación. Además, el absentismo laboral se incrementa, lo que repercute negativamente en la dinámica del equipo y en la moral general de la organización”, afirma Ismael Cerda Sandoval, docente de la carrera de Salud y Seguridad Ocupacional del Instituto Carrión, organización que cumple 55 años formando profesionales de la salud.
A medida que más empleados sufren de burnout, se vuelve crucial reconocer sus síntomas para mitigar su impacto en la productividad y el ambiente laboral de las organizaciones. Por ello, el especialista brinda algunos consejos para detectar las señales de alerta:
- Agotamiento físico y emocional: las personas con síndrome de burnout suelen quejarse de sentirse agotados todo el tiempo, incluso después de descansar. Pueden mostrarse más sensibles, irritables o retraídos, evidenciando signos de estar emocionalmente agotados.
- Desinterés por el bienestar personal: una señal común es que las personas dejan de preocuparse por su bienestar; su apariencia física o sus hábitos alimenticios y, en algunos casos, recurren a estrategias poco saludables para lidiar con el estrés, como el consumo excesivo de alcohol, tabaco u otras sustancias.
- Síntomas físicos: dolores de cabeza, problemas gastrointestinales o insomnio. El estrés crónico asociado con el burnout puede manifestarse en el cuerpo, provocando problemas de salud que interfieren en el rendimiento laboral.
- Desempeño cognitivo afectado: quienes experimentan el síndrome de burnout suelen tener problemas de concentración, memoria y toma de decisiones, lo que repercute directamente en su trabajo, pareciendo distraídos, desorganizados o presentan dificultades para completar tareas sencillas que antes realizaban sin problemas.
- Resistencia al cambio: los afectados también suelen mostrar una actitud reacia a los cambios, debido a la falta de energía o motivación para adaptarse a nuevas situaciones, generando conflictos con compañeros y dificultades para mantener relaciones personales y profesionales saludables
“Las empresas deben adoptar un enfoque proactivo para prevenir el síndrome de burnout, fomentando un ambiente laboral saludable que priorice el bienestar mental y gestionando adecuadamente la carga de trabajo. Es esencial detectar a tiempo las señales de agotamiento, promover una comunicación abierta y proporcionar formación en el manejo del estrés. Asimismo, reconocer y recompensar el esfuerzo de los empleados, incentivar pausas regulares y vacaciones, y evaluar el clima laboral mediante encuestas son prácticas clave. Ofrecer oportunidades de desarrollo profesional no solo mejora la motivación y el compromiso, sino que también contribuye al éxito sostenible”, remarca el especialista del Instituto Carrión.