Paola Arapa
Las formas de relacionarse afectivas y sociales están variando mucho. Atrás quedaron los años en que para ser ‘feliz’ se debía tener novio (a), casarse y formar una familia. La agamia o elección de vivir sin pareja o en ausencia de uniones inspiradas en el compromiso y/o matrimonio cada vez es más popular entre los jóvenes.
La Mag. Mary Castro psicóloga de la Clínica Ricardo Palma explica que la agamia se define como la decisión de no desarrollar vínculos románticos con nadie. Estas personas valoran mucho su libertad e independencia y disfrutan de la vida con sus amigos, seres queridos y familiares. No quieren establecer lazos románticos tradicionales.
Quienes lo practican están convencidos de que los vínculos entre los seres humanos se dan de diversas formas sin necesidad de tener una conexión sentimental y no desean seguir las costumbres impuestas por la sociedad, las cuales pueden ejercer mucha presión. Además, tienen una posición crítica sobre las limitaciones que el matrimonio puede generar a algunas personas.
A diferencia de lo que mucha gente pueda imaginar no son hombres o mujeres que han sufrido necesariamente una decepción amorosa y quieren evitar sufrir de nuevo, simplemente son personas que no tienen ganas ni deseos de tener una relación romántica con otra porque son felices estando solos sin los compromisos que conlleva una unión romántica habitual.
La psicóloga manifiesta que un soltero no es necesariamente agámico. El soltero puede estar solo porque no ha encontrado a la persona con quien desea tener una relación convencional o porque no tiene tiempo para formar una familia; sin embargo, el agámico ha decidido no establecer ningún vínculo romántico tradicional porque así lo prefiere y no porque no tenga opciones.
La sociedad está cambiando y ahora encontramos diferentes formas de llevar nuestra vida. Existe la posibilidad de ser feliz, desarrollándonos y respetando la posición de todos.
