Cusco.- Cada 24 de junio, la “Fiesta del Sol” vuelve a llenar de historia y tradición las calles de Cusco. Para la edición 2025 del Inti Raymi, se estima la llegada de entre 80 000 y 100 000 turistas, generando un impacto económico de más de S/ 43 millones y una ocupación hotelera superior al 90 %, según datos del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo.
Este evento cultural no solo es una muestra del legado incaico, sino también un motor clave para el desarrollo del turismo interno e internacional, donde el sector hotelero ha comenzado a asumir un rol mucho más activo: no solo hospedan, también educan, informan y conectan a los viajeros con la esencia de la ciudad.
Hoteles como espacios culturales vivos
Entre las propuestas que destacan por su enfoque patrimonial se encuentra Aranwa Hotels: Cusco Boutique y Valle Sagrado. Ambos espacios han sido diseñados para brindar una inmersión en la historia, la arquitectura y las expresiones culturales del Cusco.
● Aranwa Cusco Boutique ocupa una casona colonial del siglo XVI y ha sido restaurada para preservar techos artesonados, pinturas virreinales y piezas originales. El hotel funciona como una especie de museo viviente donde los visitantes pueden conocer parte del arte e historia local sin salir del recinto.
● Aranwa Valle Sagrado, por su parte, ofrece baños termales naturales, una capilla del siglo XVII, talleres de arte y actividades que conectan al visitante con la cosmovisión andina, el entorno natural y el legado espiritual del Valle Sagrado.
Turismo con propósito
“En Aranwa creemos que el turismo debe tener un propósito cultural. Por eso, nuestras instalaciones están pensadas no solo para el descanso, sino también para educar al viajero nacional e internacional sobre la riqueza del patrimonio cusqueño. Cada detalle —desde la arquitectura hasta la experiencia— busca despertar conciencia y admiración por esta historia viva”, señala Gonzalo Calderón, gerente general de Aranwa Hotels.
Este enfoque se alinea con la nueva visión del sector hotelero, que busca convertirse en un aliado estratégico del desarrollo turístico no solo desde la oferta de habitaciones, sino como espacios de difusión cultural, identidad local y sostenibilidad. A través de visitas guiadas internas, materiales informativos, talleres o actividades vivenciales, muchos hoteles están transformando su propuesta de valor.
En el contexto del Inti Raymi, esta visión cobra especial relevancia: no se trata solo de asistir a una ceremonia, sino de comprenderla y valorarla desde su raíz. Y en esa tarea, los hoteles con identidad como los de Aranwa tienen un rol clave que va más allá de lo comercial: son anfitriones de la memoria viva de un pueblo.