
Lima.- Semana Santa está cada vez más cerca, y mientras muchas personas en América Latina ya piensan en maletas y boletos, una tendencia gana fuerza y está transformando la manera de vivir este periodo vacacional: el staycation. Esta práctica no solo refleja un cambio en los hábitos de viaje, sino que también abre una ventana de oportunidades para el turismo local y urbano en la región, incluyendo el Perú.
El término staycation proviene de la combinación de stay (quedarse) y vacation (vacaciones), y hace referencia a los descansos que se disfrutan sin salir de la ciudad o explorando destinos cercanos. En lugar de emprender largos trayectos, muchas personas optan por aprovechar lo que ofrece su propia localidad o escaparse a lugares accesibles a pocas horas, como hoteles, spas, espacios culturales o entornos naturales, señala Andrea Echavarría Rodríguez, Client Services Director de la célula de Tourism and Hospitality en another, agencia de comunicación estratégica con la oferta de servicios más grande de América Latina.
Esta opción se ha vuelto especialmente relevante en América Latina, donde factores económicos, sociales y ambientales impulsan la búsqueda de alternativas vacacionales más sostenibles, prácticas y asequibles. Y las cifras respaldan esta tendencia.
Perú también se suma a esta ola
En el caso peruano, el turismo interno ha mostrado una recuperación significativa en los últimos años, y Semana Santa representa una de las temporadas con mayor movimiento. Según Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) durante el 2024 más de 1.4 millones de personas realizaron viajes dentro del país durante estas fechas, siendo Lima, Ica, La Libertad, Piura y Ayacucho los departamentos más visitados.
Sin embargo, el staycation también ha comenzado a cobrar fuerza entre los peruanos, especialmente en ciudades como Lima, Arequipa, Cusco y Trujillo, donde se ha incrementado la oferta de paquetes que invitan a redescubrir la ciudad: desde estadías en hoteles boutique con experiencias gastronómicas, hasta tours culturales, spas urbanos y actividades al aire libre.
“Estamos viendo una creciente demanda por escapadas cortas que no impliquen grandes traslados ni presupuestos elevados. Muchas personas optan por quedarse en Lima, por ejemplo, pero buscan experiencias distintas: brunches temáticos, días de spa, recorridos gastronómicos o visitas a espacios culturales poco explorados”, comenta Echavarría Rodríguez.
Una oportunidad económica, cultural y sostenible
Lejos de ser simplemente unas “vacaciones en casa”, el staycation ofrece múltiples beneficios:
- Económicos: reduce gastos en transporte y logística, lo que permite a más personas acceder a experiencias de descanso. Además, impulsa el consumo local en sectores como hospedaje, gastronomía, entretenimiento y servicios.
- Culturales: fomenta el redescubrimiento de los atractivos de la propia ciudad o región, fortaleciendo el orgullo comunitario y la valoración del patrimonio local.
- Ambientales: al disminuir los desplazamientos largos, contribuye a una menor huella de carbono y promueve un turismo más responsable.
Además, Echavarría destaca una microtendencia en alza: “Ha aumentado la demanda de turismo rural en las afueras de las grandes ciudades peruanas. Lugares como Antioquía, Churín o Canta son opciones cada vez más valoradas para quienes buscan desconexión digital, aire puro y contacto con la naturaleza, sin alejarse demasiado”.
Así, mientras América Latina y Perú se preparan para una nueva Semana Santa, el staycation se posiciona como una alternativa versátil, enriquecedora y alineada con los nuevos hábitos de viaje. Porque a veces no hace falta ir lejos para desconectar… basta con mirar alrededor.