
Por Marcela Rodríguez, Chief People Experience Officer de Nearsure
Una persona que trabaja alrededor de ocho horas por día dedicará alrededor de dos mil horas anuales a su trabajo, lo que representa más del 20% del tiempo en un año. En este contexto, no se puede restar importancia a un entorno laboral saludable. No obstante, según una encuesta de Ipsos Global Advisor realizada a mediados de 2023, el 58% de peruanos conectados dice que se sintió estresado al punto de que no pudo ir a trabajar por un período. Este dato refleja la urgente necesidad de que las empresas tomen medidas concretas para promover el bienestar emocional de sus colaboradores.
En un contexto de alta presión y exigencias crecientes, como el del sector de las Tecnologías de la Información (TI), los problemas se agravan. Los profesionales se enfrentan a plazos ajustados, falta de desconexión entre vida personal y profesional y exigencias constantes de innovación, lo que conduce al agotamiento, la ansiedad y la depresión. Aunque algunas empresas ya invierten en programas de bienestar, muchas siguen considerando la salud mental como un coste y no como una inversión estratégica.
Más allá de un marco legal
Aunque Perú no cuenta con una legislación específica que obligue a las empresas a implementar programas de salud mental, normas como la Ley de Seguridad y Salud en el Trabajo (Ley N° 29783) exigen que las organizaciones gestionen los riesgos psicosociales. Esta normativa busca proteger la integridad física y mental de los trabajadores, instando a las empresas a prevenir factores como el estrés laboral y el acoso.
Sin embargo, el cumplimiento de estas normativas no siempre se traduce en una acción efectiva. La falta de sensibilización y recursos dedicados al bienestar mental sigue siendo una barrera. En este sentido, la experiencia de otros países puede servir como referencia para implementar políticas más robustas y prácticas innovadoras. Por ejemplo, en Brasil a partir de mayo de 2025 entrará en vigencia la actualización de la Norma Reguladora nº 1 (NR-01), que obligará a las empresas a elaborar planes de salud mental en el lugar de trabajo.
Si el talento se queda, todos ganan
Invertir en salud mental va más allá del cumplimiento legal. Los estudios demuestran que las empresas que promueven el bienestar de sus empleados reducen significativamente los costos relacionados con las bajas por enfermedad y aumentan el compromiso del equipo y la productividad. En sectores como el de las TI, donde la escasez de profesionales cualificados es un reto, crear entornos saludables puede ser la clave para retener el talento y reducir la rotación.
En Nearsure accionamos en base a datos. Es por eso que desarrollamos y utilizamos indicadores como el Employee Net Promoter Score (eNPS) y el Employee Satisfaction Score (eSAT) para medir el compromiso y la satisfacción de los empleados. En 2024, alcanzamos un eNPS Global del 58 y un eSAT de 76% en Perú, resultado que refleja nuestro compromiso con el bienestar de los empleados.
Además, hacemos un seguimiento de factores como el propósito, la claridad, la conexión, la capacitación, el crecimiento y el bienestar. Como resultado, el 88% del talento en Nearsure expresa tener un buen equilibrio entre el trabajo y la vida personal. Estos datos provenientes de una empresa con un esquema de trabajo flexible demuestran que las iniciativas bien estructuradas, aún de manera online, también pueden mejorar la satisfacción.
Invertir en la salud mental de los talentos es una decisión estratégica que beneficia tanto a las personas como a las empresas. Un ambiente laboral saludable impacta directamente en la retención del talento, como es el caso de Nearsure que registró una tasa de retención de talento del 90% en 2024. Esto contrasta con organizaciones que atraviesan una rotación constante de personal y deben cubrir los gastos de procesos de selección y capacitación.
Cómo crear entornos de trabajo más saludables
Las empresas que quieran adoptar prácticas eficaces de salud mental deben tratar la causa como un pilar estratégico para la sostenibilidad de sus operaciones. Para transformar el entorno corporativo, es necesario invertir en acciones preventivas y de apoyo. Los programas de desarrollo personal, la formación y las acciones de sensibilización dirigidas a los directivos, por ejemplo, son fundamentales para promover el bienestar y mitigar los impactos de las condiciones de trabajo adversas.
En un contexto donde el 58% de los peruanos reporta estrés severo, la promoción de la salud mental no es solo una cuestión de responsabilidad social, sino de inteligencia empresarial. El sector de las TI, en particular, puede dar ejemplo demostrando que cuidar de la salud mental es tanto una cuestión de responsabilidad social como de inteligencia empresarial.
Las organizaciones que asuman este compromiso estarán cumpliendo con la legislación vigente y posicionándose como líderes en un mercado cada vez más consciente y competitivo. La oportunidad está ahí; solo queda por ver quién estará dispuesto a liderar esta revolución.